La entraña Belicosa
Un mirador a la obra producida en el subsuelo de la vida
miércoles, 2 de julio de 2025
viernes, 13 de junio de 2025
jueves, 22 de mayo de 2025
miércoles, 21 de mayo de 2025
domingo, 6 de abril de 2025
BOCETO ONE
En la trémula luna temprana de marzo
Siempre bermellón, siempre tímida,
siempre risueña, umbral de secrecía
guardiana de mi historia.
En un niño que me habla sobre la extinción
De los dinosaurios y acompaña su pueril sapiencia
De dibujos germinados en sus manos
Depositados en las accidentadas páginas de su cuaderno.
En el olor del césped recién cortado de las mañanas
En el agua inicial del día
que me purifica y me recuerda seguir vivo
en los vapores espectrales que desprende la tetera
al atarme las agujetas
en el espejo que tanto detesto y me detesta por igual
en la chica que corre apurada para alcanzar el tren
con un bolso azul bajo su brazo
en los dibujos que crean las gotas cuando la lluvia amenaza
en los intensos horizontes de cualquier tarde y cualquier lugar
en la canción que se reproduce en la radio del auto
en el puesto de girasoles de al lado de la carretera
en las bugambilias sangrientas y en las añoradas jacarandas
en el apunte que dejó en un cuaderno perdido en mi mochila
en el negro y largo cabello de una niña que es llevada a volandas
hacia el kínder
en ese largo muro de piedra que flanquea la ruta de los corsarios
donde tantas citas tuvieron lugar en el Génesis
en un parque que ahora es mausoleo
donde se quedó para siempre el boceto borroso
de una pareja, en una tarde, charlando, compartiendo postres.
En las heladas nubes que coronan una montaña
Siempre a lo lejos, siempre inalcanzables.
En la ropa que no me pongo
En los atuendos de los que me despojo al llegar a casa
En la cuerda cuarta de una guitarra que no puedo templar más
En un sobre sellado que contiene promesas incumplidas
En los desnudos dedos de mis pies
En un par de cicatrices de la mano derecha
En una botella vacía
En la habitación que ya no ocupo más
En la mariposa que fatigada se posa sobre mi suéter
En esa avecilla que no conozco y que sin falta cada mañana
Llega sonriente a narrar con cantos sus anhelos
En las charlas con mi madre
En mi corazón cansado
En las páginas de un libro que siempre va conmigo
En los dibujos que no puede ver
En la mirada melancólica de Háku
En el maullido de la gata de mamá
En la lámpara de mi bicicleta en mi regreso de madrugada
En la flama de la veladora
En el relato que aún no he comenzado a escribir
En el olor a trementina y aceite de mis cuadros
En las líneas de mis manos que se han quedado mudas
En mis pestañas de equino
En este suspiro en fuga que nada puede contener
En un vestido
En unas zapatillas
En un maniquí
En un juego de sombras y maquillaje
En una mujer que canta mientras se peina
En un collar y un crucifijo
En un anillo perdido sabrá Dios dónde
En todo
En todos
En absolutamente todo
Yo te miro
Yo te pienso
Yo te encuentro.