domingo, 6 de abril de 2025

BOCETO ONE

 En la trémula luna temprana de marzo

Siempre bermellón, siempre tímida,

siempre risueña, umbral de secrecía 

guardiana de mi historia.

En un niño que me habla sobre la extinción 

De los dinosaurios y acompaña su pueril sapiencia

De dibujos germinados en sus manos

Depositados en las accidentadas páginas de su cuaderno.

En el olor del césped recién cortado de las mañanas

En el agua inicial del día

que me purifica y me recuerda seguir vivo

en los vapores espectrales que desprende la tetera

al atarme las agujetas

en el espejo que tanto detesto y me detesta por igual

en la chica que corre apurada para alcanzar el tren

con un bolso azul bajo su brazo

en los dibujos que crean las gotas cuando la lluvia amenaza

en los intensos horizontes de cualquier tarde y cualquier lugar

en la canción que se reproduce en la radio del auto

en el puesto de girasoles de al lado de la carretera

en las bugambilias sangrientas y en las añoradas jacarandas

en el apunte que dejó en un cuaderno perdido en mi mochila

en el negro y largo cabello de una niña que es llevada a volandas

hacia el kínder

en ese largo muro de piedra que flanquea la ruta de los corsarios

donde tantas citas tuvieron lugar en el Génesis

en un parque que ahora es mausoleo

donde se quedó para siempre el boceto borroso

de una pareja, en una tarde, charlando, compartiendo postres.

En las heladas nubes que coronan una montaña

Siempre a lo lejos, siempre inalcanzables.

En la ropa que no me pongo

En los atuendos de los que me despojo al llegar a casa

En la cuerda cuarta de una guitarra que no puedo templar más

En un sobre sellado que contiene promesas incumplidas

En los desnudos dedos de mis pies

En un par de cicatrices de la mano derecha

En una botella vacía 

En la habitación que ya no ocupo más

En la mariposa que fatigada se posa sobre mi suéter

En esa avecilla que no conozco y que sin falta cada mañana

Llega sonriente a narrar con cantos sus anhelos

En las charlas con mi madre

En mi corazón cansado

En las páginas de un libro que siempre va conmigo

En los dibujos que no puede ver

En la mirada melancólica de Háku

En el maullido de la gata de mamá 

En la lámpara de mi bicicleta en mi regreso de madrugada

En la flama de la veladora 

En el relato que aún no he comenzado a escribir

En el olor a trementina y aceite de mis cuadros

En las líneas de mis manos que se han quedado mudas

En mis pestañas de equino

En este suspiro en fuga que nada puede contener

En un vestido 

En unas zapatillas

En un maniquí

En un juego de sombras y maquillaje

En una mujer que canta mientras se peina

En un collar y un crucifijo

En un anillo perdido sabrá Dios dónde

En todo

En todos

En absolutamente todo

Yo te miro

Yo te pienso 

Yo te encuentro.